24 Buscad, y hallaréis

Desde que uno se convierte al cristianismo, todo lo que uno hace tiene el propósito de buscar a Dios: Uno asiste a la Iglesia porque quiere conocerlo más a Dios, uno estudia la Biblia porque quiere conocerlo más a Dios, uno ora y ayuna porque quiere estar más cerca de Dios. Cuando las Iglesias animan a evangelizar y a ganar almas para Cristo, lo que realmente estamos haciendo es motivando a más gente que antes no buscaba a Dios a buscar a Dios. Uno incluso los anima a los muchachos a escuchar más música cristiana que música secular porque uno quiere que los muchachos se acerquen más a Dios, se interesen en buscarlo al Señor.

Cuando quieres evangelizar a alguien, estás netamente animándole a buscar a Dios; por eso se dice que la mejor forma de evangelizar es con el ejemplo: tú no puedes animar a otros a buscar a Dios si tú mismo no estás interesado en buscar a Dios. Predícales con ese brillo en tus ojos y que se te note la ardiente pasión de conocerlo a Dios y verás como fácilmente llamas la atención de la gente para que ellos quieran tener lo que tú tienes.

Válgase la oportunidad para los que vienen a la Iglesia para conocer a muchachas lindas: ¡ése no es un propósito bueno! Porque tan pronto algo suceda con esa muchacha, y eso termine, ya no vas a querer venir más a la Iglesia, y nunca habrías descubierto el propósito correcto de venir a la Iglesia, el cual es conocer a nuestro Dios Padre.

Cuando alguien nuevo a la fe comienza ir a la Iglesia, es necesario que siga yendo a la Iglesia y se le enseñe la Biblia y a orar ANTES de que El Señor pueda revelarse a esta persona. Así sucedió conmigo: yo asistí un año entero a la Iglesia sin jamás conocerlo al Señor, hasta que un día, por mi propio INTERÉS de ir a un Encuentro para conocerlo, Dios se reveló a mí, porque vio mi interés en conocerlo. No esperes traer alguien a la Iglesia y que ése mismo día Dios se revelé ante esta persona para asegurar su pronto regreso a la Iglesia. Esta otra persona tiene que poner de su parte si quiere conocerlo al Señor: tiene que buscarlo, tiene que anhelarlo fervientemente.

Entonces es bastante incorrecto orar por la Presencia de Dios en un lugar donde no hay gente interesado en buscarlo. Lo correcto sería orar para que Dios ponga un hambre espiritual en esas personas. Por eso, Dios no envía a sus siervos los evangelistas a las Iglesias que no tienen hambre de Él: porque no podrá manifestarse en esa Iglesia. La señal de que estás vivo, espiritualmente, es que tienes hambre, hambre de Él, tal como la señal de que estamos vivos físicamente es que tenemos hambre (haces el gesto sobando tu barriga); los muertos no tienen hambre.

Cuando Dios dice: “No podrás ver mi rostroÉxodo 33:20, la mayoría de nosotros nos conformamos, decimos: “Ah, bueno”, nos damos la media vuelta y regresamos a la casita brazos cruzados. Cuando Dios dijo “No podrás ver mi rostro”, no nos estaba prohibiendo ver su rostro; nos estaba retando: “No podrás ver mi rostro y seguir viviendo; podrás ver mi rostro, pero tendrás que morir”. Cuando Dios dijo: “No podrás ver mi rostro”, quiso desanimar a la gran mayoría que no está realmente comprometida a buscar el rostro de Dios. Quiso que los que se rinden a la primera se rajen lo más pronto posible. Quiso que sólo los realmente comprometidos se queden. ¿Tú eres de esos realmente comprometidos con El Señor? Porque no es fácil buscar el rostro de Dios; tiene un costo: tendrás que morir.

Cuando Dios te diga: “No puedes ver mi rostro”, tú tienes que responder como el salmista David: “No escondas de mí tu rostro”, Salmo 27:9, 69:17, 102:2, 143:7. Es un clamor de parte de David para conocerlo a Dios: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has dejado? ¿Por qué estás lejos de mi salud, y de las palabras de mi clamor? Dios mío, clamo de día, y no oyes; Y de noche, y no hay para mí silencio”, Salmo 22:1-2. ¿Escuchan la forma en que David estaba clamando? ESO ES CLAMOR.

De hecho, El Señor mismo nos impulsa a buscar Su rostro: Cuando tú dijiste “busca mi rostro”, mi corazón te respondió, “Tu rostro, oh Señor, buscaré”, Salmo 27:8. Salmo 105:4 es otra prueba de que no es una prohibición el buscar el rostro de Dios; de hecho, Dios QUIERE que busquemos Su Rostro; Él nos anima a buscar Su Rostro. “Es gloria de Dios encubrir una cosa, pero la gloria de los reyes es investigar un asunto”, Proverbios 25:2; entre las cosas que Dios encubre están Su Palabra y Su Rostro, entre otras cosas. Es gloria nuestra investigarlo, escudriñarlo hasta encontrarlo. Sólo porque Dios esconde algo no significa que no debemos tratar de descubrirlo. Él sólo se esconde de aquellos quienes Él TANTO desea que lo busquen. Él se esconde de quienes han de buscarle.

La naturaleza del Señor es encubrirse, Isaías 45:15. Su propósito en esconderse es ser buscado. Alguien sólo se esconde para ser hallado. Dios desea ser hallado. Por eso se esconde. ¿Nunca han jugado a las escondidas con sus hijos? ¿No les encanta? Y de repente, aparecen y el gozo tanto para ti como para tu hijo o hija es increíble. A Dios le encanta jugar a las escondidas, pero el juego de Dios tiene propósitos eternos, Jeremías 29:13-14.

Cantar de los cantares 3:1-4, Dios estaba escondido entre los guardas, entre los que vigilan en la oración. Él estaba observando su búsqueda, y Él no se revelaría a sí mismo hasta ver que su búsqueda era en serio. ¿Pero quién encontró a quién? Los guardas encontraron a la novia, y Dios estaba entre los guardas. Mientras ella lo buscaba a Él, Él la encuentra a ella; ¿no es eso maravilloso? Nosotros somos demasiados turros para encontrarlo. Él desea que lo busquemos pero aún así no vamos a encontrarlo. Aún cuando lo buscamos, dependemos de Él para encontrarlo; si el Señor no se revelara a sí mismo, ni lo reconoceríamos cuando Él está ahí. ¡Cuando lo buscamos es que Él nos encuentra a nosotros buscando, Salmo 119:176! Mientras lo buscas, Él se acerca más y más. La Biblia no es la historia del hombre buscando a Dios; es la historia de Dios buscando el hombre.

Isaías 63:17, yo no lo buscaría fervientemente, ni ayunaría 40 días seguidos, ni vigilaría para ser lleno del Espíritu para llenar la Tierra de la Gloria del Señor si ÉL no me hubiese buscado a mí primero, 1Juan 4:19; así que, nada de Gloria para mí; Toda la Gloria para Él, 1Corintios 1:29-31.

Nota que Dios no promete dejarse encontrar por quienes no lo buscan, Jeremías 29:13. Dios está interesado en dejarse encontrar pero NO ESTÁ INTERESADO en revelarse a quien no lo busca, a quien no demuestra con sus acciones su interés de conocerlo. ¿Quieres una visitación de parte de Dios? Tendrás que hacer espacio para Él en tu vida, tendrás que dedicarle tiempo, no importa cuán congestionada y desordenada esté ahorita.

¿Recuerdan a la mujer “pecadora” que rompió el vaso de alabastro para ungir al Señor, Lucas 7:36-50? Jesús la perdonó todos sus pecados el momento que rindió adoración sincera, y ustedes saben que no puede haber adoración sincera sin arrepentimiento sincero, y para mí, esta mujer se arrepintió EN SERIO de su desordenada vida. Jesús acepta al más grande de los pecadores, sólo exige arrepentimiento sincero, un cambio de actitud y mentalidad hacia Él, “quiero estar más cerca de ti, Señor”, hacia el pecado: “si el pecado me aleja de ti, no me queda más que dejarlo, ¿cierto, Señor?”, y hacia la vida: “No puedo disfrutar de los placeres de este mundo y de la Presencia de Dios al mismo tiempo; tengo que escoger UNA; escojo vivir buscando la Presencia de Dios”.

¿Quieres que Dios visite tu familia? Tendrán que hacerle espacio al Señor en sus vidas. No importa cuán atareados estén, empiecen despacio: “leamos la Biblia en familia antes de dormir, agradezcamos al Señor por los alimentos, dejemos la corrupción en el trabajo diario porque el pecado nos aleja de Dios”. ¿Quieres todo de Dios? Dios quiere dártelo todo, pero no se lo dará a quien no está dispuesto a darle a Él todo. Así funciona Dios: Lo que Dios quiere es que lo miremos. Pero para mirarlo a Él, tendrás que dejar de mirar y de escuchar otras cosas[1].
Quienes vieron a Dios pero no lo vieron[2]

Hay personajes en la Biblia que dicen que vieron a Dios: (1) de Jacob se dice “porque vi a Dios cara a cara y fue librada mi alma”, Génesis 32:30. (2) Gedeón dijo: “Ah, Señor Jehová, que he visto el ángel de Jehová cara á cara”. Y Dios tuve que decirle: “Paz a ti, Gedeón; no tengas temor, no morirás”, para darle tranquilidad, Jueces 6:22-23. (3) Moisés también vio las espaldas de Dios, Éxodo 33:23. (4) El padre de Sansón, Manoa, y su esposa vieron al Ángel de Dios; y luego Manoa le dice a su esposa: “Hemos de morir porque hemos visto a Dios”, Jueces 13:22.

Encontramos a todos estos personajes diciendo que vieron a Dios cara a cara, pero Dios le dijo a Moisés en el Éxodo 33:20: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá”. Aquí el mismo Dios dice que no podrá hombre alguno ver a Dios, porque no verá un hombre a Dios y continuar viviendo. Por eso Manoa dijo: “Hemos de morir porque hemos visto a Dios cara a cara.” Pero ahora, luego de todos estos testimonios en donde encontramos a personajes que vieron a Dios, ¿qué podemos decir? ¿Vieron a Dios, o no vieron a Dios? Y si sí vieron a Dios, ¿por qué no murieron ése mismo instante?

Basado en Juan 1:18, podemos decir que los que dicen que vieron a Dios, SÍ vieron a Dios pero al mismo tiempo no vieron a Dios: “A Dios nadie le vio jamás (por lo tanto, todas esas personas que dijeron que vieron a Dios, no vieron a Dios); el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”, Juan 1:18. ¡Ahí está el secreto! “¡El unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer!” Todas las personas que han dado testimonio de que vieron a Dios y que Dios habló con ellos, sí vieron a Dios pero velado en el Hijo de Dios, en el Ángel del Pacto, el cual es el Cristo, porque a través de Cristo hemos visto a Dios.

Lo que habían visto era al Ángel de Dios, porque el Ángel de Dios es el cuerpo angelical de Dios. Moisés, lo que vio, fueron las espaldas del Ángel de Dios. Entonces vieron a Dios, pero no en toda Su Gloria, no en su cuerpo Divino, sino en su cuerpo angelical, porque obviamente, si Dios se manifestara repentinamente en toda Su Gloria, eso definitivamente causaría la muerte inmediata y física del individuo. Pero Dios no va a hacer eso, porque la Voluntad de Dios no es que muramos aún hasta que Él así lo quiera sino que disfrutemos de nuestra vida aquí en la Tierra hasta Su segunda venida.

A través del Ángel del Pacto, el cual es Cristo, Dios estaba velado y revelado, era Dios en y a través de Su velo angelical apareciéndole a diferentes personas, apareciéndole también al pueblo hebreo y dándole la Ley en el monte Sinaí, porque la Ley fue dada por comisión de Ángeles, y por consiguiente, por medio del Ángel del Pacto, que es el Ángel de Dios (traducido en algunas versiones como el Ángel de Jehová). Jesucristo es la imagen del Dios viviente.


Creo que nunca tendremos una revelación completa de La Gloria de Dios, porque eso implicaría conocerlo por completo a Dios, y Dios es demasiado infinito como para algún día entenderlo por completo… por lo tanto, podemos llegar a la conclusión que cada que recibimos una revelación de la gloria de Dios, nunca recibimos una revelación completa de la Gloria de Dios, sino que siempre es una revelación por partes (sean estas pequeñas o sean grandes) de La Gloria de Dios.

Jesucristo y la Iglesia son la Revelación de la Gloria de Dios

En Jesucristo tuvimos la revelación completa de la Gloria de Dios, Colosenses 1:19; Jesucristo lo llena todo en todos, Efesios 1:23; y la Iglesia es la plenitud de Cristo, Efesios 1:22-23. Por lo tanto, también podemos decir que en la Iglesia está la revelación completa de la Gloria de Dios. Por eso oramos: “Queremos ser tu reflejo, Señor”, para que en nosotros, el mundo tenga una revelación de la Gloria de Dios. Ustedes saben que Dios no puede revelar Su Gloria espiritual ante un mundo que no cree en Él; por lo tanto, en Su amor, Él buscó la manera de revelarse ante un mundo que no se interesaba en conocerlo, y la encontró a través de formas físicas: primeramente en Jesucristo, y después en nosotros.

Tú y yo somos la revelación de la Gloria de Dios, tenemos la responsabilidad de mostrarle a este mundo quién es Dios. Jesús oró: “Para que a través de ellos, el mundo nos conozca…”. Los pasajes en los que me baso para decir que Jesús oró esto son “…que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que me diste… Juan 17:21b-22a, “yo en ellos, y tú en mí”, Juan 17:23a, NVI. Pero eso es posible sólo si morimos a nuestro propio yo para que ya no se manifieste nuestro yo ante el mundo sino que se manifieste la personalidad de Cristo a través de nosotros, Juan 3:30, Gálatas 5:24. Tal como Jesús fue la Luz del mundo, Juan 1:4-9, 8:12, ahora nosotros somos la luz del mundo, Mateo 5:14, 1Tesalonicenses 5:5.  Juan 12:36 dice que debemos creer en la Luz para ser hijos de luz y Efesios 5:8 dice que somos luz en el Señor, es decir, necesitamos estar en el Lugar Santísimo del Señor todos los días de nuestra vida para poder manifestar a Cristo ante el mundo; “lejos de Él, nada podemos hacer…”, Juan 15:5b.

Dios nos revela Su Gloria con un solo propósito en mente: para que podamos revelársela al mundo. Todos los beneficios que conllevan el tener una revelación de la Gloria de Dios, y todos los beneficios que tiene el habitar al abrigo del Altísimo, apuntan hacia una sola cosa: “para que el mundo crea que tú me has enviado”, Juan 17:21b. El vivir en la Presencia de Dios debiera facilitar el evangelismo mundial; de hecho, ése siempre fue el propósito de Dios: no que Su pueblo se lance a la conquista sin Él, sino que para que CON ÉL, todo sea posible, Mateo 19:29, Marcos 10:27, Lucas 1:37, 18:27. Los evangelistas y pastores no debieran salir a combatir las fuerzas de maldad y a tratar de ganar almas para Cristo si no han pasado la mañana en la Gloria de Dios, si no lograron entrar al Lugar Santísimo esa mañana.

Nosotros, Su pueblo, sí podemos tener revelaciones de la Gloria espiritual e invisible de Dios, si lo anhelamos y lo buscamos con todo nuestro corazón, pero debemos entender que el mundo no las puede tener, porque no se han interesado en buscarla. Pero Dios amó AL MUNDO ENTERO, Juan 3:16, que también quiere revelarse a estas personas, y la única forma que puede hacerlo es a través de ti y de mí. Por lo tanto, la manera de servir al Señor es, primero, pasar tiempo con Él, ¡y luego salir con Su bendición y Su Espíritu a ganar al mundo! Nosotros, Sus siervos, tenemos doble trabajo: ¡buscar fervientemente la Gloria espiritual de Dios, y luego llevársela ante el mundo de una forma física! El mundo, lo único que tiene que hacer, es creer…

Sea a un nivel natural (somos personas íntegras y justas), o sea a nivel sobrenatural (la gente empieza a llorar y a querer ajustar cuentas con Dios cuando nosotros entramos al cuarto), tenemos que expresar y manifestar La Gloria de Dios en este mundo; con ése propósito, Jesús nos dejó un tiempo más aquí en este mundo. ¿Quieres enseñarles a tus discípulos acerca de La Gloria de Dios? Tenles misericordia, compasión y disposición para perdonar. El amor de Cristo es lo que tiene que llenar nuestros corazones.

¿Quieres ganar a alguien para Cristo? Tienes que mostrarle al Cristo que adoramos, al Cristo Verdadero, no a una mala imitación de Cristo… Sólo cuando empecemos a comportarnos como Cristo, ganaremos a este mundo para Él. Sólo cuando la gente vea a Cristo a través de nosotros, es que de a de veras creerán. La Iglesia tiene que ser los pies y las manos de Cristo, para que Él haga su obra aquí en La Tierra a través de nosotros, porque si nosotros no somos Sus manos y Sus pies, ¿quiénes van a ser Sus manos y Sus pies? Y si no hay nadie en este mundo que se disponga a ser las manos y los pies del Señor, ¿cómo va a hacer El Señor Su obra aquí en La Tierra? El Señor camina a través de nosotros, y El Señor coge los corazones con Sus manos sanadoras y los sana a través de nosotros, y si nosotros no nos disponemos, ¿cómo irá a hacerse la obra de Dios sobre La Tierra?

¿Por qué será que digo que jamás tendremos, mientras vivamos en esta carne corruptible, una revelación completa de Dios, y luego digo que en Jesús y en la Iglesia, tenemos esa revelación completa? ¿Será que me contradigo? No; lo que sucede es que, a pesar de tener a Jesucristo y a la Iglesia a la mano, jamás lograremos comprender ni a Jesús NI A LA IGLESIA por completo mientras vivamos en esta carne corruptible, 1Corintios 13:12. También, al igual que a Dios el Padre, ahorita sólo comprendemos por partes a Jesucristo y a Su Iglesia.

LAS ORACIONES MÁS PODEROSAS EN LA BIBLIA

Muy personalmente, yo creo que una de las oraciones más poderosa que hay en la Biblia son Génesis 32:29, Éxodo 33:18, Jueces 13:17, 2Reyes 2:14 y así sucesivamente en toda la Biblia. Todo varón de Dios mencionado en la Biblia que hizo grandes cosas para Dios tuvo en su momento un Encuentro con Dios. Por eso, yo creo que la oración más poderosa que hay en la Biblia es la que pide conocerlo al Señor, porque el resultado de encontrarlo a Dios y por ende, de esta oración, es que somos cambiados; nuestro corazón pecaminoso es transformado a uno más puro. La oración más poderosa en toda la Biblia: “Quiero conocerte, quiero conocerte, Señor”.

Jueces 13:18, “¿Por qué preguntas por mi nombre, que es oculto?” Su Nombre es Su Gloria, y Su Gloria está oculta, ¿con qué propósito? Para que lo busquemos. No es una prohibición a preguntar por el Nombre del Señor. Todo lo contrario, es un reto a buscar el rostro de Dios: “¡Si quieres conocer mi Nombre, Manoa, tendrás que buscarlo fervientemente; tendrás que escudriñarlo hasta el final de los tiempos para encontrarlo!No basta con preguntar una sola vez por el Nombre de Dios; no basta con pedir muéstrame tu Gloria como si fuera una fórmula secreta para cambiar tu vida de la noche a la mañana; es necesario tener un estilo de vida que demuestre que preguntas a cada rato ¿Cuál es tu Nombre? O Muéstrame Tu Gloria; es necesario vivir esas oraciones; es necesario demostrar tu interés en conocerlo al vivir un estilo de vida que Lo sigue buscando en contra de toda corriente. ¿Quiénes son los que buscan a Dios? Uno que busca a Dios es aquel individuo cuyo anhelo por Dios nunca queda satisfecho[1].

Por eso es muy importante dedicar un momento del día a nuestra muerte. La oración mañanera es el mejor momento del día para subyugar a nuestra carne y ponerla al dominio de Cristo. Caso contrario, ¿a qué otro momento del día subyugarás a tu carne a La Voluntad de Dios? ¿Durante la noche, cuando ya pasó todo el día y todo lo que debías haber subyugado a La Voluntad de Dios? En la oración en la que nos levantamos temprano de mañana, lo que se hace es morir a tu yo.

Una de las oraciones más poderosas que están en la Biblia (porque otras oraciones también muy poderosas en la Biblia son “venga Tu Reino” y “hágase Tu Voluntad”, una vez que entendemos qué implican cada una de esas oraciones: las dos están muy estrechamente relacionadas con “muéstrame Tu Gloria”: “hágase Tu Voluntad” tiene que ver con rendirse a Su Voluntad, cosa que obligatoriamente tienes que hacer si quieres ver La Gloria de Dios), son: ¡Sólo quiero conocerte! ¡Sólo quiero conocerte! ¡Sólo quiero conocerte! (“I just want to know you”x3) ¡Este tipo de oraciones son las que traen avivamiento! Un corazón hambriento pone hambre en otro corazón para que lo busque al Señor por sobre todas las cosas; dos corazones hambrientos pondrán hambre en otros dos corazones, y así, pronto, toda una nación tendrá hambre del Señor.

Debes entender que, cuando la Gloria de Dios estaba en el Lugar Santísimo del Tabernáculo y ningún otro israelita excepto Moisés, Aarón y después de ellos el sumo sacerdote podía entrar, no era porque Dios no quería que ellos entraran; aún en el AT, Dios quería desarrollar una relación íntima con su pueblo como aún lo quiere todavía, pero no puedes entrar a la Presencia de Dios irreverentemente. Dios quiere esa relación pero no olvides que hay condiciones para esa relación. Dios pone condiciones que hasta la fecha permanecen igual: “sin santidad, nadie verá a Dios”, Hebreos 12:14. Si los israelitas no podían acercarse a Dios, era porque sus vidas no eran lo suficientemente santas; el pecado se interponía en su comunión. Siempre, el pecado se interpondrá en tu relación con Dios. Eso no ha cambiado, aún hasta la fecha: Dios es un Dios santo, y los que se le acercan deben hacerlo en santidad. Eso sigue igual. Lo que sí ha cambiado es que antes los hebreos tenían que ofrecer la sangre de corderitos para acercarse a Dios; hoy en día, el Sacrificio Perfecto ya ha sido ofrecido, y ya no es más necesario seguir ofreciendo animalitos inocentes por nuestros pecados, porque Jesucristo ya tomó el lugar de nuestros pecados POR TODA LA ETERNIDAD. La expiación siempre ha sido necesaria debido a nuestra condición humana pecaminosa: lo que ha cambiado en nuestros días es que nuestra expiación ya no es un animalito, es el Hijo de Dios mismo. Ya no es a través de corderitos que nos acercamos a Dios; ya es a través de recibirlo y reconocerlo a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, y que sin Él, una relación con Dios no sería posible. ¿Quieren ustedes acercarse a Dios, y tener todo el fruto del Espíritu prometido en Gálatas 5:22-23 para aquellos que andan y viven en el Espíritu? Arreglen sus cuentas con Jesucristo, y les será de abogado y de sumo sacerdote para acercarse oportunamente al Trono de la Gracia: arrepiéntanse, porque lo que no ha cambiado es que Dios sigue siendo un Dios 3 veces Santo, y desea tener una relación íntima CON UN PUEBLO SANTO, 1Pedro 1:16, 2:9.

Antes el pecado, era lo que se interponía entre Dios y el hombre; ¡hoy día, ése pecado ha sido quitado de en medio de encima por medio de la Sangre de Cristo! Por eso, no podemos regresar a nuestra vida pasada, pecaminosa, y aún pretender vivir buscando a Dios. ¡El pecado te aleja de Dios, y Cristo lo que hizo fue pagar por tu pecado pasado, presente y futuro, de manera que, cuando peques, ya no tengas que ofrecer un corderito por tus pecados, sino que sencillamente acudiendo otra vez a la gracia de nuestro Señor Jesucristo, Él te limpie otra vez de toda maldad, 1Juan 1:9! ¡Eso no es una licencia para pecar! Tú escoges: todo lo que el mundo tiene para ofrecerte, o la Presencia de Dios a la que tienes acceso por medio de la cruz de Jesús.Su carne detiene la Gloria de Dios. El Dios de Moisés está deseoso de revelarse hoy, pero no va a ser una bendición barata[2]. El problema es que tú todavía estás vivo[3]:

TIENES QUE MORIR

No son los vivos los que pueden buscar el rostro de Dios, sino los muertos”. Obviamente no me refiero a los muertos físicamente, sino a los que están muertos a su yo. Claro que los muertos físicamente están más cerca de Dios que nosotros, los vivos físicamente, pero no quiero animarles a suicidarse o al homicidio. Dios quiere que disfrutemos de la vida; por eso es que nos la regaló. A lo que quiero animarles es a matar a su carne, matar a su yo, poner a un lado todos sus deseos y pasiones naturales y humanas. ¡A eso es lo que realmente quiero retarles! A morir a su yo.

Recuerda que la etapa de “buscad, y hallaréis” se compara con el Lugar Santo, y recuerda que sólo hay como entrar al Lugar Santo una vez que la carne ya ha sido dada a muerte en el altar de bronce. Por eso es que yo digo que sólo los muertos pueden buscar el rostro de Dios, sólo los que ya han muerto a sus pasiones y deseos pueden REALMENTE entrar en la etapa de búsqueda de Dios. Cuando quieras buscar a Dios, recuerda: primero deberás matar a tu carne temprano de mañana en tu oración de madrugada.

No son los vivos los que ven a Dios, sino los muertos, Éxodo 33:20. ¿Cuándo realmente vio Moisés a Dios revelado en toda Su Gloria? ¿Fue en el monte Sinaí, cuando Moisés le pidió a Dios que le mostrara Su Rostro? No; en ese momento, Dios sólo le reveló parte de La Totalidad de Su Inmensa Gloria: le reveló Su espalda, Éxodo 33:23, y Moisés comprendió que Dios Es “Fuerte, Misericordioso, y Piadoso; Tardo para la ira, y Grande en benignidad y verdad; Que guarda la misericordia en millares, que perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado, y que de ningún modo justificará al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre las tercera y cuarta generación”, Éxodo 34:6-7. En verdad, en ése momento, Dios no le reveló Su Rostro a Moisés, pero SÍ LE REVELÓ PARTE DE SU GLORIA. ¿De acuerdo? El Rostro de Dios sí representa a La Gloria de Dios, pero es igualmente una parte de La Gloria de Dios.

Entonces, ¿en qué momento recibió Moisés la totalidad de la revelación de La Gloria de Dios? ¿Será que nunca la recibió? ¿Recuerdan que les dije que son los muertos los que pueden ver a Dios? En Mateo 17, Jesús sube a una montaña alta y lleva consigo a Pedro, Jacobo y Juan, hermano de Jacobo, Mateo 17:1, y allí se transfigura delante de ellos. Es en ése momento que Moisés y Elías aparecen para hablar con Jesús, Mateo 17:3. ¡Es ahí cuando Moisés por fin ve a Dios en toda Su Gloria: “y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos fueron blancos como la luz”, Mateo 17:2! Yo me imagino que Moisés le ha de haber dicho a Jesús con lágrimas en sus ojos: “Después de 1.500 años, por fin te veo”. Nuestras oraciones viven aún después de nuestra muerte física. Recuerden que era la sangre de Abel la que seguía clamando a Dios, Génesis 4:10.

Moisés tenía un hambre insaciable de Dios, la cual produjo una oración inolvidable. Esa oración, que pedía ver La Gloria de Dios, ha continuado su eco y resonando en los oídos de Dios, todos los días, todas las semanas y todos los años a través de los siglos, hasta el día en que Jesús habló a sus discípulos de ir a un monte en Israel, muchas generaciones después. Esa oración de Moisés, nacida del deseo del mismo corazón de Dios, fue algo eterno que no conoció límites en el tiempo. Ella no murió el día en que Moisés exhaló su último suspiro sobre la tierra; ella continuó hasta el momento en que fue contestada[4].

Durante 1.500 años, la oración de Moisés resonó una y otra vez: “¡Muéstrame Tu Gloria!... ¡Muéstrame Tu Gloria!...” hasta que punzó a la misma conciencia de Dios. El Señor tuvo que hacer una cita Divina y determinar un día cuando la eternidad intersecaría a las limitadas esferas del tiempo y del espacio. Es como si Dios hubiera dicho en ese momento: “Bueno, Miguel y Gabriel, vayan por Moisés. Es tiempo de que Él vea Mi Gloria ahora”. “Moisés, ahora que estás muerto, supongo que tendré que contestar esa oración tuya”. Desempolvaron la escalera de Jacob y la extendieron hacia la tierra, y Moisés descendió a un lugar donde jamás había estado antes: la tierra prometida. Verán, lo que ocurrió es que Moisés, durante su vida terrenal, fue condenado a permanecer del otro lado del río Jordán, y a solo ver la tierra prometida más no a entrar en ella[5].

Moisés pidió: “Muéstrame Tu Gloria”, y tuvo que esperar 1.500 años para ver la respuesta a su inolvidable oración. Por esta razón, me emociono cuando lego las oraciones fieles y persistentes de nuestros antepasados: porque sé que algún día muy pronto, Dios tendrá que responderlas. Mi espíritu se conmociona cuando veo a los santos de hoy en día unir sus fervientes oraciones clamando incesantemente por La Gloria de Dios descender sobre sus ciudades y naciones, porque sé que Dios TENDRÁ que responder esas oraciones algún día pronto. Cuando la suma total de las oraciones unidas del pueblo de Dios llegue a ser finalmente un eco reciente en el oído de Dios, entonces será demasiado difícil para Él seguir ignorándolas. Él no pasará por alto las oraciones de los quebrantados y afligidos que buscan Su rostro. El día vendrá finalmente cuando Dios desde su trono diga[6]: “¡Es tiempo! ¡Es tiempo para derramar Mi Gloria sobre toda La Tierra!” “Si llegas a estar tan hambriento de Dios que los buscas de todo corazón y ya muerto a todo lo demás de éste mundo, Dios hará cosas por ti que no haría por nadie más[7].

Eso fue lo que ocurrió en Argentina cuando el doctor Edward Miller y sus 50 estudiantes comenzaron a asediar el trono Divino con oraciones de ferviente intercesión. Hasta donde el doctor Miller sabía, Argentina era una tierra en donde la semilla del Evangelio no había sido cultivada; era un campo árido espiritual. Él dijo que sólo existían alrededor de 6oo creyentes llenos del Espíritu en toda la nación en ese entonces, pero algunos estudiantes de un pequeño instituto bíblico comenzaron a interceder. Comenzaron a clamar y a llorar con una compasión sobrenatural que el Espíritu Santo había hecho nacer en ellos, por una nación que ni si quiera sabía que existían. Como un trueno Dios respondió la oración de argentina. Lo mismo ocurre en muchos lugares alrededor del globo terráqueo, en donde el avivamiento brota como un fuego inextinguible. Estamos cansados de hacer las cosas de la manera humana. Queremos que nuestro Padre se manifieste, aún si es preciso quebrantarnos hasta la muerte en arrepentimiento para ver que ello ocurra[8].

Eso también le espera a Ecuador, cuando estemos dispuestos a pagar el precio. ¿Recuerdan que los israelitas, para poder acercarse a Dios y poder sentirse más cerca de Dios, tenían que ofrecer un cordero sobre el altar de holocaustos para perdón de sus pecados? Resulta que el olor a muerte ES lo que atrae a La Presencia de Dios. Algo tiene la muerte que hace que Dios se acerque al lugar donde hubo muerte. Debe haber un sacrificio para que caiga fuego del Cielo. Cada que Elías clamaba para que cayera fuego del Cielo, era porque había ALGO sobre qué caer; había un sacrificio dispuesto. El fuego de Dios nunca caía encima de nada así por sí sólo para entretener al público. El fuego de Dios no es un espectáculo de la cual la gente pueda disfrutar sin dar nada a cambio y sólo para sentirse bien. El avivamiento y las cesiones de despertar espiritual no son para que tú te sientas bien: ¡Dios no va a descender si no hay un sacrificio dispuesto! Hoy en día, tú y yo somos el sacrificio: tú y yo tenemos que estar dispuestos a morir a nuestro ego para que La Gloria de Cristo pueda brillar. La profundidad de tu arrepentimiento determina la altura del avivamiento.

Uno no va a las reuniones de avivamiento para vivir, sino, para todo lo contrario: para morir. ¿Será por eso que el escuchar de reuniones de avivamiento actualmente causa comezón en nuestros oídos, porque lleva implícitamente la necesidad de morir? Jesús comenzó a hablar acerca de muerte a sus discípulos, y el único efecto que parecía conseguir era comezón en sus oídos: “porque todo el que quiera salvar su vida la perderá, y todo el que pierda su vida por causa de de mí la hallará”, Mateo 16:25. Esta declaración tiene a la muerte implícita en ella, y hasta la fecha, esta declaración nos molesta tal y como molestó a sus discípulos hace 200 años. Parece ser que al ser humano no le gusta morir, ni le gusta hablar de temas que traten acerca de la muerte; parece ser que a nuestra naturaleza le gusta vivir, de hecho, le gusta vivir todo lo que esta vida tiene para ofrecernos. Es nuestra naturaleza: no nos gusta morir; la muerte se nos hace difícil aceptarla. Pero Jesús dijo que era necesario MORIR para encontrarse con Él, El Cual es La Vida. La muerte de la que estoy hablando ahorita no es la física, entiéndase bien, sino la muerte a mi yo, la muerte a lo que yo quiero, la muerte a lo que yo siento, para que Cristo pueda vivir y brillar en mí. ¿Qué vas a hacer? ¿Permitirás que Dios se acerque más a tu vida? ¿O le tienes miedo a la muerte? La muerte no es mala; es buena, cuando la que muere es tu ego y tu egoísmo, cuando la que muere es tu yo.

La muerte a tu yo que da como resultado el ardiente deseo de ver La Gloria de Dios, y de contemplarlo cara a cara, es una de las claves más importantes para el avivamiento, para la reforma espiritual, para el retorno del pueblo de Dios hacia La Palabra de Dios, y para el cumplimiento de todos Sus propósitos en La Tierra[9].

Ministración: ¡Búscame! ¡Búscame mientras aún pueda ser hallado! ¡Búscame mientras esté cercano!” Dice el Señor. “¡Búscame de todo corazón! ¡Búscame!” Salmo 27:8. Cosas increíbles suceden cuando el pueblo de Dios busca al Señor, 2Crónicas 7:14. Nosotros clamamos: “Trae la bendición a nuestra nación a través de nosotros. Trae la bendición a nuestros seres amados a través de nosotros”. También clamamos por nuestros seres amados: “No escondas tu rostro de mí, Salmo 27:9, 69:17, 102:2, 143:7. Dame a Cristo, quiero a Cristo, ¿dónde está Cristo, 2Reyes 2:14? Dame a Cristo”, clama a Dios “¡Dame a Cristo! Quiero mirar tu rostro, quiero mirar tu hermosura.Dios bendice al que lo busca, Hebreos 11:6.

Hechos 17:27 dice que Él no está lejos de ninguno de nosotros. Salmo 145:18 dice queEl SEÑOR está cerca de todos los que Lo invocan, a todos los que Lo invocan en verdad”. ¡Te buscamos, Señor, te buscamos de a de veras! ¡Humillamos nuestro rostro! No hemos elevado nuestro rostro a cosas vanas, Salmo 131:1. Todo lo que tenemos, lo tenemos porque se nos ha sido dado. Por tu gracia estamos en tus caminos.

Lectura después de que todo mundo se haya caído al piso y después de que las emociones ya se hayan tranquilizado un poco: "Pues así dice el SEÑOR: 'Cuando se le hayan cumplido a Babilonia setenta años, Yo los visitaré y cumpliré Mi buena palabra de hacerlos volver a este lugar”, Jeremías 29:10. La prueba no durará por siempre mi hermano. “Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes,' declara el SEÑOR 'planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza. 'Ustedes me invocarán y vendrán a rogarme, y Yo los escucharé. 'Me buscarán y Me encontrarán, cuando Me busquen de todo corazón. 'Me dejaré hallar de ustedes,' declara el SEÑOR, 'y restauraré su bienestar (haré volver a sus cautivos) y los reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde los expulsé,' declara el SEÑOR, 'y los traeré de nuevo al lugar desde donde los envié al destierro.” Jeremías 29:11-14. “Me dejaré hallar, Me dejaré hallar, Me dejaré hallar de ustedes” declara el Señor.

¡BUSCADORES! ¡¿DÓNDE ESTÁN LOS BUSCADORES DE LA VERDAD?! ¡¿DÓNDE ESTÁN LOS BUSCADORES DE DIOS?! ¡¿ERES TÚ UN BUSCADOR DE DIOS?! ¡DIOS BENDIGA A LOS BUSCADORES! ¿ESTÁN LISTOS PARA LA AVENTURA QUE COMIENZA DE BUSCAR EL ROSTRO DEL PADRE? Dios Los bendiga y nos vemos la próxima semana para que nos cuenten cómo les ha ido en su primera semana de buscas a Dios después de esta prédica. La aventura que ustedes acaban de iniciar, es una aventura que dura toda la vida.

DEBER: Salmo63:1-11, Filipenses1:1-20, Filipenses1:12-30, Filipenses 2:1-15, Filipenses 2:12-30, Filipenses 3:1-21, Filipenses 4:1-23


[1] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, cubierta posterior.
[2] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, pg187
[3] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, pg180
[4] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, pg181
[5] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, pg183
[6] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, pg184
[7] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, pg181
[8] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, pg184
[9] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, pg175

[1] TOMMY TENNEY, En la búsqueda de Dios, Intentando atrapar la Presencia de Dios, Unilit Editorial, primera edición, Colombia 1999, pg158
[2] William Soto Santiago, PH.D., GRAN CARPA CATEDRAL, http://www.carpa.com/node/2236

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