22 La Oración en El Espíritu

ES POSIBLE ORAR TODO EL TIEMPO

¿Sabían que es posible orar todo el tiempo? Pero sólo es posible “en el Espíritu”: “Orando en todo tiempo con toda petición y ruego en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos”, Efesios 6:18. Es posible orar en la carne, con palabras audibles, pero no es posible orar EN TODO TIEMPO en la carne; pareceríamos locos que mueven la boca sin parar. También es posible orar en el alma, en la mente, con el pensamiento, pero tampoco es posible orar EN TODO TIEMPO en la mente; no nos concentraríamos en el trabajo. SÓLO es posible orar en todo tiempo EN EL ESPÍRITU. Orar en la carne, diciendo palabras audibles y claras, es el primer nivel de la oración; orar con el pensamiento es el segundo nivel de la oración; pero orar en el Espíritu es el nivel más poderoso de oración que hay.

La carne se cansa y la mente también; se cansan, entre otras cosas, de orar; pero el Espíritu NUNCA se cansa, en este caso, de orar, ¿por qué digo con tanta seguridad esto? Porque el Espíritu que está dentro nuestro ES EL ESPÍRITU SANTO y Él, a diferencia de nosotros, no tiene límites de energía. Por eso el Espíritu nunca se cansa. Por eso también es posible orar todo el tiempo EN EL ESPÍRITU más no en la carne, con palabras, ni en la mente.

Por eso, Jesús enseñó en Mateo 26:41 y Marcos 14:38 que “el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". La carne no puede permanecer velando y orando para siempre; ¡pero tú tienes al Espíritu! El momento que le dijiste sí a Jesús, entró en ti el Espíritu Santo, Efesios 1:13, 1Corintios 12:13. Por lo tanto, el Espíritu que mora dentro de ti es el que tiene la habilidad de orar en el Espíritu TODO EL TIEMPO. ¡Tú puedes orar en el Espíritu! ¡Tú puedes orar en todo tiempo! ¡Esa habilidad está dentro de ti!

Ningún lugar en la Biblia dice “oren en la carne (con palabras audibles) todo el tiempo”, ni tampoco dice “oren en la mente todo el tiempo”, porque no es posible orar todo el tiempo ni en la mente ni con palabras. Sólo es posible orar todo el tiempo “en el Espíritu”. La Biblia nos exhorta a orar todo el tiempo en dos ocasiones: Efesios 6:18 y 1Tesalonicenses 5:17, pero sólo Efesios 6:18 explica cómo eso es posible: “en el Espíritu”.

ORAR DE TODO CORAZÓN

Efesios 6:18, Judas 20, “Orad en todo tiempo en el Espíritu” incluso anula la posibilidad de orar en la carne o en la mente. Si todo el tiempo oramos en el Espíritu, no hay tiempo para orar en la carne ni en la mente. Este pasaje nos prohíbe orar en la carne o en la mente.Dios es Espíritu, y los que le buscan deben buscarlo en espíritu”, Juan 4:24. No es posible buscarlo a Dios con la carne. No es posible que saltando o gritando, nos acerquemos más a Dios. La carne no puede toparse con el Espíritu de Dios; sólo nuestro espíritu puede toparse con Dios, porque Dios es Espíritu. ¡Tú carne no participa PARA NADA en la búsqueda de Dios! No es el arrodillarte lo que hace más palpable la Presencia de Dios, ¿cierto?, sino el arrodillar tu corazón. Eso hace más palpable la Presencia de Dios. ¡Ni el ayunar hace más palpable la Presencia de Dios!

Pero ustedes se preguntarán: ¿por qué, entonces, la gente en la Biblia se arrodilla para orar? ¿O por qué gritan en la oración? ¿O por qué hay gente en la Biblia que ayuna, si matar a tu propio cuerpo no te acerca más a Dios? Arrodillarse, gritar, ayunar y cuántas formas más hayan de manifestar la oración físicamente, sólo son la expresión externa de un acontecimiento interno: La oración nace desde adentro, desde lo más profundo e íntimo de una persona, desde su espíritu, y fluye afuera con posibles manifestaciones del cuerpo, como son el arrodillarse, el ayunar y, ocasionalmente, gritarle a Dios. La oración no nace de afuera hacia adentro; eso sería orar desordenadamente. No ayunes, ni grites, ni te arrodilles si no nace desde tu espíritu; no te va a servir para nada, no te va a acercar más a Dios. Lo más importante no es ayunar ni gritar ni arrodillarse, sino el hacer todas esas cosas DE CORAZÓN.

Cuando de buscar al Señor se trata, tu carne y tu mente quedan fuera. Sólo tu Espíritu puede buscarlo a Dios. Es así: Dios creó nuestro cuerpo para trabajar en cosas que requieren esfuerzo físico, como lavar la ropa, plancharla, etc. Dios creó nuestra mente para cosas que requieren esfuerzo mental, como el estudiar, o el facturar bien en una venta; pero Dios creó NUESTRO ESPÍRITU para que lo busquemos a Él. Por eso digo que cuando de buscar al Señor se trata, tu carne y tu mente quedan completamente ¡AFUERA! Por eso, incluso, es necesario callar las voces en tu cabeza antes de poder orar bien, antes de poder “concentrarte” para la oración.

Espíritu y corazón no son sinónimos, sino que el Espíritu mora dentro del corazón de los hombres, Romanos 2:29: de esa manera podría explicarse cómo del corazón pueden nacer todo pecado, Mateo 7:21-22, pero que al mismo tiempo debemos aplicar todo nuestro corazón para la búsqueda de Dios. Mateo 5:8, el corazón puede estar sucio o limpio, malo o bueno. Así que orar en el Espíritu, primeramente, es orar de TODO CORAZÓN, lo cual sólo es posible si estamos bien con Dios y bien con nuestro prójimo.

en el abismo

Salmo 42:7. “Un abismo llama a otro”, ¿entienden qué significa esta partecita? Un abismo, lo más profundo dentro de una persona (haces el gesto); otra forma de decir esta partecita es “lo profundo llama a lo profundo”, ¿cierto? Así que lo profundo de Dios llama a lo profundo del ser humano. ¿Qué es lo más profundo de un ser humano? Su espíritu. El Espíritu de Dios llama al espíritu del hombre, “a la voz de tus canales”, cascadas; es decir, Dios es el que llama al ser humano a la oración, “a la voz de tus canales. Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí”. Esta es netamente una descripción de David de lo que era la oración para él: “Lo profundo dentro de mí llama a lo profundo de Dios porque Él es quien me llama, todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí”, esto es lo que David sentía cuando oraba en el Espíritu: Él sentía que el Espíritu de Dios pasa sobre él como ondas y olas. Imagínense que Dios pasa por encima de ustedes como ondas y olas. Les aseguro que lo sentirán cuando aprendan a orar en el Espíritu; yo lo siento cada vez que oro como se debe: en el Espíritu, de todo corazón y arrepentido de todo pecado. En el abismo está el agua, están las ondas y están las olas que pasan por encima de ti. “Un abismo”, el Espíritu, “llama a otro” espíritu. Sólo es posible comunicarse con Dios en el Espíritu, porque Dios es Espíritu. ¿Dónde está Dios? En lo profundo, en el abismo. La Presencia de Dios se hace tan palpable cuando lo busco en lo más profundo de mí: en mi espíritu. Dios no aparece cuando grito, ni cuando he orado arrodillado por horas, cansando a mi propio cuerpo. Dios ni si quiera aparece cuando ayuno.


EN silencio Y QUIETUD

No puedes buscar a Dios con ruido; el ruido es trabajo de la carne, Salmo 46:10a, “Estad quietos, y conoced que Yo soy”. En el silencio, puedes conocer Su Gloria. No puedes conocerle si no estás quieto. La Presencia de Dios no viene cuando gritas, ni cuando oras largo tiempo hasta cansarte, ni cuando lloras; sólo tienes que buscar en el Espíritu, en quietud. La Presencia de Dios viene sólo cuando lo busco en la profundidad, palabras que no pueden ser pronunciadas, algo más profundas que las emociones, Romanos 8:26b.

Somos muy habladores los hispanos. En toda relación que tenemos, en toda reunión social, siempre estamos: “jajá, sí, sí, no, sí” y no reímos a carcajadas que se escucha en toda la cuadra, y creemos que con Dios hay que hacer igual, porque si no, no te escucha. Es sorprendente saber que Dios no escucha nuestras palabras, Él escucha nuestro corazón. El secreto de la oración es no hablar, y ahí solucionamos del problema de “¿qué digo cuando quiero orar? ¿Cómo digo?”. Muchas veces, la oración es fluida y hermosa SIN PALABRAS. Cuando alguien habla demasiado, es porque trata de quedar bien con alguien que no conoce.

El silencio es el resultado de estar lleno. No tienes que decir nada cuando estás lleno. Cuando la Gloria de Dios llena tu corazón, produce silencio. La Presencia de Dios resulta en silencio y el silencio resulta en la Presencia de Dios. La Presencia de Dios aquieta el alma, no la agita. Hace que el alma experimente perfecta paz. Fluye desde adentro y se vierte hacia afuera como una copa que está rebosando, Salmo 23:5 La gente grita cuando está vacía o cuando no sabe nada de cómo buscar a Dios.

La Presencia de Dios no produce risa. Habacuc 2:20, Sofonías 1:7a, Zacarías 2:13, El Señor aparece y entonces, ¿qué hay? Quietud. La tierra debe ser silenciada ante la Presencia del Señor; es decir, la Presencia de Dios produce silencio. Es un silencio espiritual, no uno físico. La Presencia aquieta las actividades de uno mismo. Cuando la Presencia de Dios invade tu corazón y aquieta tu alma, tu cuerpo se rendirá. La Gloria de Dios rinde al cuerpo. El esfuerzo propio desaparece en el obrar del Señor, es decir, Él empieza a trabajar, y entonces tú ya no tienes que trabajar. Ya no tienes que cansarte orando y ayunando, enfermándote, porque todo es carne. ¿Cuántas veces has visto personas que excavan y excavan en oración, y lloran pero no hallan nada? Encontró un pozo y empezó a excavarlo sin encontrar agua. ¡No tienes que excavar! Deja de llorar. Los logros espirituales más altos son hallados fácilmente, pero pocos son los que la hallan.

Los logros espirituales más altos son los más fáciles de alcanzar. Isaías 57:10 dice que te cansaste a ti mismo para nada. Trabajaste y trabajaste y trabajaste sin conseguir nada. Te cansaste a ti mismo porque crees que vas tan bien: “oro 3 horas al día, Dios tiene que hacerlo”, Dios no hace nada, porque no fue oración en el Espíritu. Tienes que aprender a orar. La oración en el Espíritu (silencio, Romanos 8:26) trae la Gloria de Dios. La Gloria de Dios trae el poder de Dios.

Me aquieto tanto que pierdo la noción de lo que sucede tras mío y alrededor mío, me olvido que estoy en un servicio, que tengo que orar por los enfermos, y ahí es cuando las sanidades milagrosas suceden porque el poder es liberado cuando llego a tal quietud, a tal Gloria de Dios. El silencio espiritual es producido por la oración en el Espíritu.

Si  preguntas “¿cuántas horas al día dedicas a la oración?” y te responden un número de horas, está mal, porque la respuesta correcta es: “mi vida es una oración”. La atmósfera de Dios (Su Presencia) está alrededor tuyo todo el tiempo, y llegar a eso es un proceso, Isaías 26:9. Esto no justifica el no dedicar tiempo en la madrugada sólo para Dios. Esa quietud en la mañana es necesaria para permanecer quieto en el Espíritu el resto del día.

El silencio de Dios es Su Voz, Job 4:16. Elías no escuchó un sonido. Es una Voz que no tiene un sonido ni ruido. La Voz, de hecho, no requiere de un sonido ni de un ruido. Ni si quiera nuestra voz requiere de un sonido o un ruido; no necesitamos hablar audiblemente para comunicarnos. La gente que nos conoce bien sabe cómo estamos tan sólo viéndonos. Estar en silencio y en quietud te ayuda a conocer La Voluntad de Dios; tiene que ver con vaciarse de uno mismo, y rendirse y humillarse delante de La Presencia de Dios; tiene que ver con morir a uno mismo. Puedes escuchar La Voz de Dios y nadie alrededor tuyo habría escuchado nada, ¿por qué? Porque es una Voz, y una Voz no es necesariamente escuchada, sino que es conocida en el corazón. Hechos 22:7, 9, esa Voz fue escuchada por el espíritu de Saulo.

ISAÍAS 26:8-9

Isaías 26:8, En el camino de tus juicios, oh Jehová, te hemos esperado”, es decir, “Señor, hemos leído Tu Palabra y estamos viviendo conforme a Tu Palabra mientras esperamos que Tú nos visites sobrenaturalmente”; “á tu nombre y á tu memoria es el deseo del alma”, es decir: “Señor, nuestra alma clama a Ti; te deseamos”. Recuerden que el Nombre del Señor es la misma Gloria de Dios; es Dios mismo. Entonces dice: “El deseo de nuestra alma es conocerte a Ti”.

Isaías 26:9, “Con mi alma te he deseado en la noche”; todo lo que el alma puede hacer es desear, y ahí es donde la mayoría se detiene: la oración, en muchas ocasiones, sólo llega hasta esa dimensión, la dimensión del alma, de la mente: “deseo tu Presencia”; así que la Gloria de Dios nunca ha sido realmente revelada a la gente que no ha pasado de esta dimensión, porque la Gloria de Dios sólo puede revelarse al Espíritu, no al alma. La gente incluso ora con todas sus fuerzas y oran sinceramente, pero aún así, no pasa nada sobrenatural. En el caso de Isaías, él deseaba a Dios incluso durante toda la noche. Día y noche, él deseaba estar con El Señor.

El alma puede desear a Dios, puede incluso llorar con todas sus fuerzas pero no puede llegar más allá que eso; sólo el Espíritu puede buscar a Dios:y en tanto que me durare el espíritu en medio de mí, madrugaré á buscarte: porque luego que hay juicios tuyos en la tierra”, luego de que Tu Palabra esté en la Tierra, “los moradores del mundo aprenden justicia”. En esta última parte, Isaías está diciendo que la Palabra de Dios no llenará la Tierra hasta que no haya gente que aprenda a orar en el Espíritu, porque la gente que ora en el Espíritu es la gente que lleva a la Gloria de Dios con ellos a donde sea que vayan. Son la gente que conoce a Dios. Entonces, la Tierra no conocerá a Dios mientras tú no les lleves la Gloria de Dios a ellos, mientras tú no lo conozcas a Dios.

La razón por la que el mundo no ha conocido aún a Dios es porque NOSOTROS aún no lo conocemos. Cuando nos pongamos a buscarle al Señor EN EL ESPÍRITU, y lo encontremos, la Gloria de Dios llenará la Tierra: En Juan 17:21-23, Jesús ora “que todos ellos sean uno en nosotros como nosotros somos uno; entonces el mundo te conocerá”. El mundo no nos escuchará ni nos creerá hasta que no seamos UNO con el Espíritu del Señor. ¡Búscalo al Señor en el Espíritu!; el resultado será la salvación del mundo. Una vez que lo conozcas en lo más profundo de tu corazón, el próximo paso será que Él te usará para revelarse a Sí Mismo a ellos.

¿Ven por qué es poderoso orar en el Espíritu en todo tiempo? Porque en todo tiempo estás buscando La Presencia de Dios. Razón que el mundo entero será inundado de La Gloria de Dios el día que todos los cristianos aprendamos a orar en todo tiempo en el Espíritu; ¡estaremos BUSCÁNDOLO al Señor en todo tiempo!

Cuando lo busques al Señor con tu espíritu, algunas cosas más van a suceder: Gálatas 5:19-21a, ¡Éste eres tú! Esta es tu naturaleza, vrs16, 19 y 24 (se entiende esto mejor en la NVI) cuando no estás andando en el Espíritu Santo. En cambio, cuando andas en el Espíritu, se manifiesta todo el fruto del Espíritu a través de ti. ¿Cómo, entonces, andar en el Espíritu? Orando en el Espíritu. ¿Sabes por qué es normal que no quieras buscarlo al Señor todo el tiempo? Porque eres carne. También eres Espíritu, y es el Espíritu el que está dispuesto a buscarlo al Señor todo el tiempo. Pero lastimosamente no eres sólo Espíritu; eres cuerpo, alma y Espíritu. Es posible orar en todo tiempo, aún cuando no tenemos ganas, porque es tu carne y tu mente las que no están con ganas. Por lo tanto, no ores audiblemente ni en el pensamiento. Ora con el corazón. Es posible orar con el corazón aún cuando estás deprimido o amargado, y el resultado de estar orando en el Espíritu en todo tiempo es que serás llenado del Espíritu y el fruto del Espíritu se manifestará en ti: volverás a estar feliz, amando a todo el mundo, con tranquilidad así todo el mundo se esté derrumbando alrededor tuyo. Mientras existamos en esta carne corrompida, siempre vamos a inclinarnos al pecado; es nuestra naturaleza.

Romanos 8:26, ¡Es verdad! ¿Quién realmente sabe cómo orar como se debe? En realidad somos tan impotentes, inútiles e incapacitados. ¡La carne no sabe orar! Pero mientras el Espíritu comienza a hacerse cargo, el Espíritu mismo comienza a interceder por nosotros con gemidos que no se pueden pronunciar. Cuando el Espíritu se hace cargo, tú no necesitas fortalecer tu propia energía.


No es de latigarse

Saltar, bailar, puede que piensen que esté bien, pero pongan sus pies otra vez en la realidad: ¡eso no es más que carne! Adorar al Señor con demasiado ruido, demasiado movimiento, van a hacerles pensar a los nuevos que ESO es el cristianismo y que ESO está bien. El cristianismo es mucho más que saltos, bailes y un montón de instrumentos musicales; el cristianismo es un estilo de vida. Si no le pones límites al río, el río se desbordará por la orilla y podría llegar a ser destructivo. Será más triste para toda la Iglesia si el pastor permite que toda “buena” idea se lleve a cabo sin consultar si es una idea de parte de Dios.

Es mejor que no haya instrumentos musicales, que no haya gritos, que no haya danza, pero que Dios esté densamente por todos lados, en vez de que hay ruido por todo lados pero completamente vacío. ¿Qué prefieren ustedes? ¿Ruido, danzas y gritos, o La Presencia de Dios (esperas a que respondan todo emocionados)?

El resultado de las “reuniones de oración” que duran toda la noche, es el cansancio de la gente. Nadie realmente ora, sólo se desgastan. Se le llama “reunión de oración”, pero no es en realidad oración, ¡es agonía! Es un castigo a tu cuerpo. Nadie come porque se les llama a ayunar por dos días y luego a orar toda la noche; ¡es como para casi matar a la gente! Dios no se agrada con que te latigueas a ti mismo. Encima, se les pone de rodillas Y EN SUELO DURO como piedra, y si piensas en pararte, la gente podría pensar de ti que no eres lo suficientemente espiritual, así que mejor te quedas muriéndote con tus rodillas gritando apunto de sangrar. ¡Y se le llama oración! ¡Oración mi pata, eso es agonía! ¡No hay nada de divertido en eso!

Eso es ir en reversa: “tengo que morir para que Dios me sonría: ayunamos y moramos…” Estas cosas santas no son santas: Dios llora por Sus hijos que creían que tenían que auto castigarse.

¿Prefieres auto-latigarte, estar de rodillas, ROGARLE a Dios por algo, GRITARLE a Dios por algo, o prefieres La Presencia de Dios? ¿Prefieres una Iglesia en la que tienes que gritar para que se te escuche, o una iglesia en la que basta con susurrar para que Dios te escuche? Mi amado hermano, la oración en el Espíritu es de lo más gozoso que puede haber. La oración debería ser fácil, divertida. No hay nada de divertido en lastimar tus rodillas y ayunar hasta matarte. La oración debería ser fácil para nosotros y difícil para Dios. Así es como debería ser. La parte difícil de la oración debería ser la de Dios, no tuya. La obra es del Señor, no es tuya.

No quiero aminorar la importancia de eso, sólo quiero enseñarles lo fácil que podemos caer en la carne, porque estamos más acostumbrados a la carne que al Espíritu. No estamos acostumbrados a andar en el Espíritu, así que es un poco difícil cambiar de plano: del plano carnal al plano espiritual. Nuestra naturaleza siempre apunta a la dirección equivocada. Cuando tú entres en oración, Dios te dice que: “cuando tú entres en Mi Presencia, déjame trabajar a mí; yo no te miro a ti” De hecho, cualquier cosa que tú hagas es repulsiva. “Déjame a Mi cargar tu vida de oración”, ¿no es eso más fácil?

¿Es tan difícil orar en el Espíritu? Sólo si no sabes cómo morir a ti mismo. La oración en el Espíritu es totalmente contrapuesta a la carne o a la oración en la carne, Gálatas 5:17: no es posible orar en el Espíritu mientras la carne aún siga con vida. Estamos acostumbrados a andar en la carne y a orar en la carne. Mientras exista esto (haces el gesto de tocar tu carne), siempre esto se opondrá a tu oración en el Espíritu. Debes crucificar a la carne, pero la manera no es matándote de rodillas en suelo duro y a ayunas por algunas semanas: es rindiéndote a Dios. La oración es una conversación. No sería una conversación si sólo uno de los dos hablara. Sería un monólogo. Es necesario que tanto tú como Dios den de lo suyo para que sea oración: tú debes ponerte a ti mismo, disponerte como un buque para que Dios te utilice.

¡Cuánto mejor es orar todo el día de corazón que orar todo el día con el pensamiento! Se puede orar con el pensamiento, no es una prohibición hacia orar con el pensamiento, ¿pero cuánto mejor es orar en el Espíritu? La oración en el Espíritu va más allá de la oración en la carne, oración con palabras, y va mucho más allá de la oración en la mente, orar con el pensamiento. Es tu Espíritu el que ora, ni si quiera tu mente el que ora. Jesús enseñó a sus discípulos: "Y al orar, no usen vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que serán oídos por su mucha palabrería”, Mateo 6:5-8. Orar SIN PALABRAS puede ser más efectiva que orar con palabras. Orar audiblemente por largo rato no garantiza que recibirás lo que le pides a Dios. No es una prohibición a utilizar palabras en tu oración, pues aún en la oración del Espíritu pueden como no pueden nacer palabras y gemidos indecibles desde lo más interior de su ser, Romanos 8:26.

La Biblia enseña las dos maneras de orar: orar bulliciosamente, u sencillamente orar silenciosamente. Jesús sanó a los enfermos silenciosamente. Pero las palabras que se usan en la Biblia para describir a la oración también provienen de la acción de gritar. Daniel oró en voz tan alta que fue escuchado por sus enemigos que estaban afuera de su casa, Daniel 6:10, 11. Ambas formas están bien, pero lo más importante es hacerlo en el espíritu, DE TODO CORAZÓN, Salmo 111:1, 119:10, 58, 138:1. El fondo es más importante que la forma. Si quieren orar voz en cuello como gallo despertando al sol, háganlo, está en la Biblia. Lo que a Jesús le molesta es cuando no lo hacen de todo corazón, cuando lo hacen hipócritamente. Orar en silencio hipócritamente tampoco es escuchado por Dios. En Juan 11:33-34, Jesús no dio una oración como tal; solo lloró y gimió, y Lázaro, aún así, resucitó. Nosotros de igual manera podemos gemir por la salvación del mundo si acaso no sabemos cómo orar, con tal de que sea de corazón.

Sea que estés de pies o de rodillas o sentado, no es la posición del cuerpo lo que importa sino la posición del corazón lo que importa con Dios. Claro está, sin embargo, que la posición física de una persona puede decir mucho de la posición de su corazón: si estás todo con pereza y sin ganas de levantarte de tu cama que está tan calientita, es muy probable que tu corazón TAMPOCO esté listo para orar.

En la oración en el Espíritu, dejas que el Espíritu, el Espíritu Santo, ore en tu lugar. Dejas que sus Palabras fluyan de ti como gemidos indecibles. Te aseguro que Él está pidiendo por el mundo, o por una persona tan necesitada, y orar esto trae paz a tu alma. Así seas tú el que tiene necesidades, ora por las necesidades de los demás y Dios solucionará TUS necesidades. En la oración en el Espíritu descansas como se estuvieras bebiendo de un río de agua viva. La oración ya no es una lucha cuando Él ora en tu lugar. Si te dejas guiar por Dios en la oración, siempre vas a orar en Su Voluntad. No vayas al lugar de la oración con una idea prefijada acerca de lo que vas a orar. Pregúntale en ese momento: “¿Señor, para qué o para quién quieres que ore hoy?” Deja que el guíe tu oración, no luches contra Su Voluntad.

Orar en el Espíritu también incluye orar en La Voluntad de Dios, porque es posible orar de todo corazón pero fuera de La Voluntad de Dios. Ejemplo: “Señor, has que se enamore de mí. Tú sabes que estoy loco por ella”. Puede que La Voluntad de Dios para tu vida no sea esa persona. La oración no es para gastarlo en nuestros propios deleites, ni para satisfacernos a nosotros mismos. Nuestro Padre sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Así que, ¿para qué pedir por lo que el Señor seguramente nos proveerá?

Es el Espíritu Santo el que clama con llanto y gemidos indecibles al Padre para que Su Presencia esté sin límites en un lugar. Por eso el Padre lo escucha, porque es Su Espíritu Santo el que clama a Él, Romanos 8:15, 26, Gálatas 4:6, Apocalipsis 22:17a.

¿En dónde aparece el don de lenguas en todo esto?

(1) “Porque si yo orare en lengua desconocida, mi espíritu ora; mas mi entendimiento es sin fruto”, 1Corintios 14:14. “¿Qué pues? Oraré con el espíritu, mas oraré también con entendimiento; cantaré con el espíritu, mas cantaré también con entendimiento”, 1Corintios 14:15. Estos pasajes nos enseñan que la oración en el Espíritu mencionada en Efesios 6:18, de la cual nos dice que debemos hacer en todo tiempo, es la misma oración en lenguas:


(2) No es posible orar en el Espíritu si no oran de todo corazón; así que de nada les sirve orar en otras lenguas si no lo están haciendo de todo corazón. Orando en lenguas de todo corazón y con tu carne ya muerta es la manera en que esa oración en lenguas se elevará de una forma que no tiene precedentes con los cuáles qué compararlo. Es en este tipo de oración cuando Dios te revela por qué o por quién estás orando aunque no entiendes las palabras que tú mismo pronuncias, 1Corintios 14:14, 16- 17;

(3) Estos versículos nos enseñan que no es posible entender lo que oramos en lenguas, a menos que tengamos a alguien con el don de interpretación de lenguas a nuestro lado, 1Corintios 14:13, o que le pidamos a Dios la interpretación correcta de lo mismo que oramos en otra lengua (otra interpretación para 1Corintios 14:13 mismo).

(4) 1Coritnios 14:14-15 y 19 nos enseña que no basta con orar en lenguas todo el tiempo, sino que también es MUY necesario orar a ratos con el entendimiento, es decir, en palabras cuyas significado entendemos: es importante orar en nuestro propio idioma también, SOBRETODO cuando oramos con más personas, cuando oramos en público como en un momento de oración en la Iglesia, entre nuestros hermanos. No es sabio dedicar las 5 horas del día que las dedicamos a estar exclusivamente con Papá Dios a la oración en lenguas, porque, si bien es cierto que nuestro espíritu crece, nuestro entendimiento queda sin fruto, 1Corintios 14:14; no olvidemos que el ser humano es una criatura íntegra: necesita crecer en todas las áreas de su vida para poder decir que realmente está bien. Cuando su oración en lenguas está bien elevadísima que empiezan a llorar y ni saben por qué, pregúntenle a Dios cuál es la interpretación correcta de su oración en lenguas, 1Corintios 14:13; si están en el Lugar Santísimo, no dudaré que Dios les conteste. Así, no sólo que su espíritu ha sido edificado, y también aprendí y entendí algo grande y secreto, un gran secreto de los Cielos.

Ministración: Espíritu Santo, ven a orar en mí lugar. Estoy dispuesto como un buque para ser utilizado por ti para cambiar este mundo por medio de la oración. Ven e intercede en mí lugar, pues yo no sé qué pedir ni cómo pedir como se debería. Y entonces te pones a orar en lenguas, y repites lo de que quieres que venga El Espíritu Santo a orar en tu lugar algunas veces.

DEBER: Números 11:1-17, Números 11:18-35, 1Samuel 12:1-25, Lucas 11:1-13, Lucas 11:14-36, Lucas 18:1-17, Lucas 18:18-43

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